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bibliotecosas

la biblioteca de Luis Marsans



Luis Marsans. Biblioteca. Técnica mixta sobre cartón. 44 x 52 cm

(la imagen la hemos tomado de la Galería Leandro Navarro)

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No es propio el hallazgo: nos ha puesto sobre la pista jpq, a través un comentario sin desperdicio. Sirva pues su comentario de corolario a la imagen:

"el último gran pintor que ha pintado bibliotecas como tema esencial en su obra es LUIS MARSANS... su estatura oscila entre Antonio López y Ramón Gaya."

Te quedamos agradecidos por la revelación, jp, y pasaremos a menudo una saludable temporadita en el infierno... (por cierto, tenemos en la reserva un post sobre Rimbaud, que parece que fue poco amigo de la profesión...)

con Cernuda en este vasto cementerio del pensamiento

BIBLIOTECA

Cuántos libros. Hileras de libros, galerías de libros, perspectivas de libros en este vasto cementerio del pensamiento, donde ya todo es igual, y que el pensamiento muera no importa. Porque también mueren los libros, aunque nadie parezca apercibirse del olor (quizá abunda por aquí literatura francesa, con sus modas que sólo contienen muerte) exhalado por tantos volúmenes corrompiéndose lentamente en sus nichos. ¿Era esto lo que ellos, sus autores, esperaban?

Ahí está la inmortalidad para después, en la cual se han resuelto horas amargas que fueron vida, y la soledad de entonces es idéntica a la de ahora: nada y nadie. Mas un libro debe ser cosa viva, y su lectura revelación maravillada tras de la cual quien leyó ya no es el mismo, o lo es más de como antes lo era. De no ser así el libro, para poco sirve su conocimiento, pues el saber ocupa lugar, tanto que puede desplazar a la inteligencia, como esta biblioteca al campo que antes aquí había.

Que la lectura no sea contigo, como sí lo es con tantos frecuentadores de libros, leer para morir. Sacude de tus manos ese polvo bárbaramente intelectual, y deja esta biblioteca, donde acaso tu pensamiento podrá momificado alojarse un día. Aún estás a tiempo y la tarde es buena para marchar al río, por aguas nadan cuerpos juveniles más instructivos que muchos libros, incluido entre ellos algún libro tuyo posible. Ah, redimir sobre la tierra, suficiente y completo como un árbol, las horas excesivas de lectura.

Luis Cernuda, 1942

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CERNUDA, Luis. Ocnos; seguido de Variaciones sobre tema mexicano. Madrid: Taurus, 1979. ISBN: 84-306-4098-3. 151 p.

La novela de un exlibris (V)

...

Iba a internarse en los meandros de una disquisición sociológica, cuando, afortunadamente, dieron las doce. Era demasiado tarde; me despedí de Roberto, no sin haberle pedido un ejemplar de su exlibris, que reproduzco a continuación, pues que circunstancias desgraciadamente bastante públicas me relevan de toda reserva y me permiten presentar esta rareza bibliográfica a los lectores de la Revista Ibérica de Exlibris.



Algunas semanas después, leyendo la crónica de un periódico, quedéme atónito al ver anunciada la prisión sensacional del bibliotecario del Círculo Filológico, acusado de hurto en perjuicio del mismo círculo y de varios particulares.
El detalle que le había hecho traición era una de aquellas ingenuas imprudencias en que suelen caer un día u otro aun los ladrones más diestros. Había vendido por 500 pesetas a un anticuario de la ciudad unos antiguos grabados arrancados de libros del círculo. Tal debía ser el valor de los ejemplares, que el anticuario creyó de su deber hacer partícipe a la autoridad judicial de sus sospechas.
Es fácil imaginar mi dolorosa sorpresa: ¡Roberto Garrama ladrón! Pero ladrón no por deseo de riquezas ni por locura. Había robado tranquilamente, como un frío calculador, con perfecta lucidez de espíritu, sin vacilar ni conmoverse ni cuidarse de lo demás, por un móvil preciso y práctico, como confesó él mismo cándidamente: ¡comprar libros!

...

(Recontinuará...)

...la bibliotecaria no cree lo que ve: un usuario comiendo poesía...

COMIENDO POESÍA

La tinta corre por la comisura de mi boca.

No hay una felicidad como la mía.

He estado comiendo poesía.

La bibliotecaria no cree lo que ve:

sus ojos están tristes

y camina con las manos metidas en el vestido.

Los poemas se han ido.

La luz es tenue.

Los perros están en la escalera del sótano y vienen subiendo.

Sus ojos blanquean,

sus patas rubias arden como la maleza.

La pobre bibliotecaria patalea y llora.

Ella no entiende.

Cuando me arrodillo y le lamo la mano, grita.

Soy un hombre nuevo.

Le gruño y le ladro.

Y retozo con júbilo en la penumbra libresca.

Mark Strand

(Versión de Miguel Ángel Zapata en colaboración con Richard Ford)

celo bibliotecoso en la librería

Estupendo el post en la recién descubierta La librería (y ya comentado por el alígero Catorze). Ahora en mi descansito voy a mercarme un ejemplar de la novela reseñada.

...si me nombran ciudadano honorífico de algún sitio, que sea de éste...

Marguerite Yourcenar hizo decir a Adriano aquello de "Mi patria son los libros"... pero resulta que tal enunciado, en su estricta literalidad, va a ser prerrogativa de los de aquí :O), según se desprende del último supercalifragilístico descubrimiento de Vanesa en Deakiallí.



Genial sorpresa la de Vanesa esta sobremesa :O)

a los libros de martínez sarrión

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A LOS LIBROS DE MI BIBLIOTECA

Durarán más que tú,
pero nadie
posará con más gusto su mirada,
aspirará su olor a papel viejo
preferible al perfume más sutil,
recorrerá sus lomos,
los abrirá con igual mimo,
descubriendo tesoros olvidados,
textos, recortes que los complementan,
volviendo a colocarlos con amor
en el sitio cabal, para encontrarlos
-milicia silenciosa y no violenta-
no en más de tres minutos.

Habrá de pasar tiempo,
dejadme imaginarlo,
hasta que se acostumbren a otras manos:
ojalá no sean ásperas con ellos.

Antonio Martínez Sarrión

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MARTÍNEZ SARRIÓN, Antonio. Poeta en diwan. Barcelona: Tusquets, 2004. ISBN: 84-8310-980-8. 163 p.

el mejor libro en la mejor imprenta

Hay que saludar este año entrante que viene quijotesco, y tenemos el soneto pintiparado para hacerlo. Además, por sus endecasílabos desfilan ínclitos impresores (es, pues, soneto de librosa condición). Otrosí: el poeta ingresó en 1913 en el Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios del Estado y posteriormente fue director de la Biblioteca Municipal de Madrid... Nihil obstat pues:

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ANTE EL QUIJOTE DE LA ACADEMIA, IMPRESO POR IBARRA

De Elzevirios, de Aldos y Plantinos
insigne sucesor fue Ibarra un día
gloria de la española Artesanía,
sol magnificador de sus caminos...

Logra el trabajo con amor destinos
de Arte supremo, Ibarra lo sabía
y penetró con clásica maestría
del suyo los secretos peregrinos.

De Bodoni y Didot rival triunfante,
la página de Ibarra el sello ostenta
claro, severo, pulcro y elegante.

Y su Quijote insigne representa
la cifra de la gloria culminante:
el mejor libro en la mejor imprenta.

Manuel Machado

las afinidades electivas

Tengo que reconocer que mi benemérita escuela de biblioteconomía y documentación no me había preparado para esto: ¡clasificaciones por afinidades!

No recuerdo ni cuándo ni dónde di con la primera referencia sobre el tema: alguien citaba un título decimonónico, el Libro de etiqueta de Lady Gough del que no he hallado noticia ulterior. Este manual victoriano por lo visto aconsejaba, en aras del decoro, “que los libros de autores varones no compartieran nunca estante en la biblioteca de un buen cristiano con los escritos por mujeres, salvo, eso sí, que los autores estuvieran casados entre sí.” (tal es el tenor de la cita que tengo copiada) :OD

Esta admonición hoy mueve a risa de puro mojigata, aunque somos conscientes de que las clasificaciones, incluso las que se pretenden más asépticas, no pueden evitar ser hijas del tiempo que las alumbró.

En su día condené la referencia por anecdótica y no había vuelto a considerar la posibilidad de una clasificación por afinidades hasta que di con el espléndido texto con el que quiero despedir el año, sonsacado de un relato libroso cuajado de sorpresas como ésta que ya habrá ocasión de postear ;O)

(para mejor entendimiento del extracto: un personaje A le cuenta al narrador los intentos de Carlos Brauer –el verdadero protagonista del relato– de organizar su desbordante biblioteca; los entrecomillados corresponden a las palabras de Brauer citadas por A).

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...Cuando se tiene una biblioteca como la de Brauer el fichero es imprescindible. Un hombre puede conquistar muchas lecturas, pero un conquistador se halla obligado a administrarlas.
...”Lo peor de todo”, me comentó, “lo que más trabajo me lleva, es el tema de las afecciones.”
Fue la primera señal de que algo no marchaba bien. Aquí mismo, donde está sentado usted, una tarde me explicó el trabajo que le llevaba no juntar sobre un estante dos autores peleados. No se atrevía a colocar un libro de Borges al lado de uno de García Lorca, por ejemplo, a quien el argentino calificó de “andaluz profesional”. Tampoco una obra de Shakespeare junto a otra de Marlow, dadas las insidiosas acusaciones de plagio entre los autores, aunque eso lo obligara a no respetar los números seriados de cada volumen en su colección. Tampoco, desde luego, un libro de Martin Amis y otro de Julian Barnes, luego que los dos amigos se pelearon, o ubicar a Vargas Llosa junto a García Marquez.
Callé, le digo, con tristeza, las señales de que mi amigo sufría una alteración mental. Me explicó que trabajaba en un sistema de números fractales, lo suficiente abierto para permitir el cambio de ubicación de los libros según criterios dinámicos (nunca conjeturales, enfatizó), porque al fin de cuentas nada había más voluble que las valoraciones literarias. De modo que si hallaba atendibles razones que rescataban una obra del olvido, o conquistaba una afinidad con otros textos, cambiaba su disposición en los anaqueles...
“Durante siglos hemos utilizado un sistema pedestre”, dijo entonces, “insensible al orden real de las afecciones. Quiero decir que Pedro Páramo y Rayuela son dos obras de autores latinoamericanos, pero para seguir el camino de una es necesario ir a William Faulkner y la otra nos lleva a Moebius...”
Nunca logré visualizar cómo era el sistema de clasificación de Carlos porque debí internarme para someterme a una operación y dejé de verlo por varios meses. Pero amigos comunes me pusieron al tanto de que trabajaba en su fichero, dedicaba muchas horas al estudio de las matemáticas complejas y, para asombro de la mayoría, advertían en él no solo signos de agotamiento, también de locura.
...

DOMÍNGUEZ, Carlos María. La casa de papel. Barcelona: Mondadori, 2004. ISBN: 84-397-057-7. 110 p.

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materiales literarios

Peter Wüthrich es un creador visual en la estela del minimalismo, que suele trabajar sus exposiciones a base de "materiales literarios", con obras elegantes, formalmente muy acabadas y sugerentes. Las imágenes pertenecen al catálogo de la exposición del autor celebrada en 2001 en el Centro Galego de Arte Contemporánea.

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...la pulcritud y el orden de los biblioratos...

Acabo de encontrarlo aquí y según lo leo lo posteo...

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El Acomodador de las Facetas

Tu trabajo es el de acomodador;
eres el Acomodador de las Facetas.
Eres el archivista prolijo
que ordena los archivos
de los estantes del cerebro.
Te apasiona la pulcritud y
el orden de los biblioratos.
Mil temas extraerían
los psicólogos de tus archivos.
Cualquier cerebro es un
Inmenso Archivo,
pero no todos los portadores de cerebros
son archivistas.
Muy pocos se atreven a
ordenar su propia biblioteca mental.
Hay volúmenes un tanto tenebrosos,
otros espantan por su incoherencia,
otros avergüenzan,
otros nos da gusto ordenarlos,
observarlos, limpiarlos, ponerles
títulos y fechas.
Yo me afianzo en mi mundo interno
y me alejo del externo.
Y todo lo que hay que hacer
y todo lo que debería hacer hoy
no me intranquiliza.
Por lo menos exijo el derecho
de ser un loco tranquilo,
que me dejen en paz,
tanto los decadentes como los progresistas
y los optimistas;
yo sólo quiero ordenar mi biblioteca.
Hay cientos de volúmenes sin catalogar,
otros me atrevo a mirarlos de a poco,
con cautela y sobriedad.
Que cada cual ordene su biblioteca,
y cuando esté ordenada que se
vaya a un parque a tomar aire
y a fumar un cigarrillo.

Esteban Costa

El contemporáneo, blog de Esteban Costa

...en donde se descubre un libro que leía los rostros de quienes pasaban sus páginas...

LIBROS

Un libro que después de una sacudida confundió todas sus palabras sin que hubiera manera de volverlas a poner en orden.
Un libro cuyo título por pecar de completo comprendía todo el contenido del libro.
Un libro con un tan extenso índice que a su vez éste necesitaba otro índice y a su vez éste otro índice y así sucesivamente.
Un libro que leía los rostros de quienes pasaban sus páginas.
Un libro que contenía uno tras otro todos los pensamientos de un hombre y que para ser leído requería la vida íntegra de un hombre.
Un libro destinado a explicar otro libro destinado a explicar otro libro que a su vez explica al primero.
Un libro que resume un millar de libros y que da lugar a un millar de libros que lo desarrollan.
Un libro que refuta a otro libro en el cual se demuestra la validez del primero.
Un libro que da una tal impresión de realidad que cuando volvemos a la realidad nos da la impresión de que leemos un libro.
Un libro en el cual sólo tiene validez la décima palabra de la página setecientos y todas las restantes han sido escritas para esconder la validez de aquélla.
Un libro cuyo protagonista escribe un libro cuyo protagonista escribe un libro cuyo protagonista escribe un libro.
Un libro, dedicado a demostrar la inutilidad de escribir libros.

Luis Britto García, 1970

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Grandes minicuentos fantásticos. Selección de Benito Arias García. Madrid: Alfaguara, 2004. ISBN: 84-204-0023-8. 318 p.

una posible signatura de la biblioteca de todos los libros posibles

Casi desde el inicio de nuestra singladura bibliobitacoril, el tema de la Biblioteca de todos los libros posibles nos ha ido acompañando hasta devenir una especie de leit-motiv de Bibliotecosas (os aseguro que sin premeditación). Pues bien y ya que en ello estamos, ¿cómo habrían de ser las signaturas que lucieran en sus lomos los volúmenes de esta biblioteca integral, de la biblioteca que tornaría redundantes a todas sus hermanas?... pues, verbi gratia, bien pudieran ser como la que propone Eco.

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... Por ejemplo, en un ejercicio que hice varias veces para explicar cómo funciona un código de referencia, utilicé uno muy elemental de cuatro posiciones con una clasificación de libros en la cual la primera posición indica la sala, la segunda indica la pared, la tercera indica el anaquel de la pared y la cuarta indica el lugar del libro en el anaquel; de ahí que una referencia como 3-4-8-6 signifique: tercera sala a la entrada, cuarta pared a la izquierda, octavo anaquel, sexto lugar. Luego me di cuenta de que también con un código tan elemental (no es el de Dewey) se pueden hacer juegos interesantes. Se puede escribir, por ejemplo, 3335.33335.33335.33335 y obtendremos la imagen de una biblioteca con un número inmenso de salas: cada una es de forma poligonal parecida a la celdilla de un panal, en la que puede haber por lo tanto 3.000 ó 33.000 paredes, inclusive no regidas por la fuerza de la gravedad, ya que los anaqueles pueden estar ubicados también en las paredes superiores, y estas paredes, que son más de 33.000, son enormes porque pueden dar cabida a 33.000 anaqueles y éstos son larguísimos porque cada uno puede dar cabida a 33.000 o más libros.
...


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ECO, Umberto. "De biblioteca". Leer y Releer [en línea]. Junio 2004, nº 36. http://biblioteca.udea.edu.co/PDF/publicaciones/leerreleer/leeryreleer36.pdf

La novela de un exlibris (IV)

[...]



Entre tanto, hojeando algunos libros esparcidos por la mesa, mis ojos cayeron curiosamente sobre el exlibris pegado a cada volumen, admirando su negro dibujo y más aún la singularidad del lema: "La propiété c’est le vol". - ¡Extraña inscripción has escogido! - No tal, (repuso Roberto), dadas las ideas que profeso. Si es verdad que la esclavitud es un asesinato, ¿por qué no debe serlo también que la propiedad es un robo? Seamos lógicos. ¿La segunda, no es la misma primera frase, transformada? - Así, para ti, no bastaría demoler reinos y religiones; para ti la salvaje frase de Proudhon es el evangelio... Recuerda, sin embargo, que este célebre socialista recibió un bofetón tremendo de Felix Pyat; pero éste no le dio tan gran disgusto como la frase con que Pyat lo acompañó: Je vous le donne, en toute propiété; a la que añadió un testigo presencial: Il ne l’a pourtant pas volé. Así al menos lo cuenta D’Estournel en sus "Derniers Souvenirs". - No está mal. ¡Se non è vero, è ben trovato!... Pero debo advertirte que nunca hago ostentación de mis ideas; dado el cargo que desempeño, esto podría atraerme antipatías. - Esta diabólica figura representada en la marca de tu biblioteca le hace más propio, a mi ver, de Roberto el diablo, que de un pacífico y tranquilo Roberto Gamarra... Y ahora, sin bromear, temo que revele demasiado tus doctrinas. - ¡No lo hace; nadie lo ha visto ni lo ha de ver nunca! No presto libros, y mi librería está herméticamente cerrada a curiosos y a estudiosos. En tu favor, en concepto de antiguo compañero, he hecho una excepción. - Te lo agradezco mucho. Debo decirte que admiro en ti más bien al hombre culto que al socialista. - Las teorías socialistas se han abierto paso en nuestro país, han dejado de ser patrimonio exclusivo de los exaltados y hoy son defendidas por honrados y doctos pensadores, en cuyo campo aumenta de día en día el número de prosélitos. El estado social vigente reclama una transformación profunda y radical...

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Y continuará siguiendo...

La imagen del exlibris está tomada de la edición facsímil de la Revista en la Biblioteca virtual Cervantes (enlace retirado).

...en donde los libros son guaterpruf...

Por cierto, en cuanto al volumen mentado de Britto García, parece tratarse de una verdadera extravagancia bibliográfica :O)

Es el primer libro impermeable que poseo: se jacta de ello en cubierta y contracubierta, y en la anteportada se precia de emplear el formato Durabook(TM) de Melcher Media con esta orgullosa proclama:

"El formato Durabook(TM) utiliza una tecnología revolucionaria que lo hace completamente impermeable y de larga duración".

La reseña del Publishers Weekly acerca de la patente asevera sobre el soporte: "a synthetic paper and binding that makes DuraBooks virtually indestructible but still recyclable". Casi ná :O)

Thule ediciones, la editora barcelonesa responsable de mi volumen, afirma de la colección a la que pertenece: "Los libros de la colección microMUNDOS se presentan en un formato innovador, impresos en papel sintético y completamente impermeables. Son libros para leer en los momentos de relajación: en la playa, en la piscina o en la bañera..."

Y para más inri, este librito en castellano de autor venezolano, de editora barcelonesa y patente newyorkina, este perdurable volumen que Umbral podrá arrojar indemne a la piscina, va y resulta que está... ¡¡¡¡IMPRESO EN CHINA!!!!

...en donde imploro que se me deslicen las menos posibles... (II)

Seguimos formándo cáfila de sonetos bibliotecosos y libroides. El que nos ocupa será el segundo dedicado a la errata, depredadora natural del juntaletras de pro (vid. ...en donde imploro que se me deslicen las menos posibles...). Para los taxonomistas, este es estrambótico. Salve y que usté lo pase bien :O)

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Escritores dolientes, padecemos
esta grave epidemia de la errata.
La que no nos malhiere es que nos mata
y a veces lo que vemos no creemos.
Tontos del culo todos parecemos
ante el culto lector que nos maldice:
"Este escritor no sabe lo que dice",
y nos trata de gilis o de memos.
Los reyes de Rubén se hicieron rayos.
Subrayé, más no vino la cursiva.
Donde pido mejores van mujeres.
Padecemos, leyéndonos, desmayos.
El alma queda muerta, más que viva
pues de erratas te matan o te mueres.


Estrambote:

Con sólo cinco erratas y un desliz
en mi soneto, sería yo feliz.


Alfonso Sastre

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ESTEBAN, José. Vituperio (y algún elogio) de la errata. Sevilla: Renacimiento, 2002. ISBN: 84-8472-065-9. 84 p.

el orden en la biblioteca de Britto García

No va a ser el último artículo que dedicaremos a este maestro venezolano de lo breve, ni siquiera a este libro (vid. infra)...

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EL ORDEN EN LA BIBLIOTECA

En mi biblioteca sólo hay dos clases de libros: los que sé que tengo pero no aparecen, y los que aparecen sin que yo supiera que los tengo. No menciono volúmenes prestados, de los cuales ninguno regresa. Nunca los declaro difuntos hasta que su cadáver no es desenterrado en una biblioteca ajena. Hay tomos insurgentes, que cogen el monte de las estanterías y burlan todo operativo de captura. Hay los fantasmas, que se desvanecen. Hay los repetidos, que compré dos veces por no saber dónde tenía guardado el mismo título, o por ignorar que a pesar del título distinto era el mismo libro. Están los tímidos, que la sirvienta deja con el lomo contra la pared y se resisten a revelar su identidad. Hay las ediciones solteronas o vírgenes que por su prestigio debemos frecuentar pero cuya sola vista acongoja. Hay la inmensa mayoría de la que no se puede decir ni bien ni mal y que nunca volveremos a tocar porque no siempre es puerta de la luz un libro abierto: puede ser ventana hacia el fastidio o fosa de un prestigio inventado por la crítica. Hay en fin los eternos, que no es necesario tener en la biblioteca porque los lleva uno en el alma como cicatrices. Si llego a poner orden en mi biblioteca lo pondré también en mi vida. Entonces todo habrá concluido.

Luis Britto García

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BRITTO GARCÍA, Luis. Andanada. Barcelona: Thule ediciones, 2004. ISBN: 84-933734-2-7. 172 p.

ramón lexicógrafo y el hombre irrazonable

Supercalifragilística aportación ramoniana a la lexicografía la que recoge El hombre irrazonable.

La novela de un exlibris (III)

[...]

- ¿Una nueva adquisición? pregunté cogiendo un volumen aún intonso, seguramente de edición reciente, que brillaba en medio de la mesa. - ¡Ah, sí!... No lo he leído, pero tiene que ser muy interesante. Es la última novedad de Langenscheidt, el editor berlinés. ¡Los alemanes, qué bien editan! El título, traducido, suena: "Memorias del príncipe de los ladrones". Su autor: el mismo "príncipe" Jorge Manolescu, un rumano que, después de mil fechorías, se mete a periodista; se dice de él... - Tan interesante como quieras, (dije interrumpiéndole), pero permíteme decirte que no le veo la utilidad. Acuérdate del antiguo proverbio italiano "Non v'è maggior ladro..." - Eh..!? - "...di un cattivo libro". Y de aquel otro adagio alemán: "Muchos libros y poco dinero en los bolsillos". - ¿A qué tales citas? - No lo tomes a mal, querido; me las ha sugerido este libro, desconocido para mí, y que puede ser excelente. Además, perdona la rudeza, me asusta un poco, para un joven en tu situación, una biblioteca tan rica... y sentiría que acumulases un capital en comida para las polillas, sin pensar en tu porvenir... - No hay miedo. Recuerdo siempre la prescripción de Geyler, un alemán del 1500, "Los libros han atontado a unos y alocado a otros". Yo, en cambio, estoy en perfecto equilibrio mental, y así espero seguir siempre. Mis padres han muerto, estoy solo en el mundo y sin intención de crearme una familia. Soy malthusiano. Gasto en libros lo que ahorro, procurándome medios de estudiar, abriéndome quizás la senda que ha de llevarme a producir obras útiles a la humanidad. Porque has de saber que si me conociste en los bancos del colegio católico y monárquico, me vuelves a ver ahora ateo y socialista... socialista revolucionario y aún diré, en teoría, anarquista... - ¿Anarquista?... ¡Me asustas con tu carita tímida de conservador!

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Y seguirá continuando...

...en donde Juvencio Valle agoniza en la biblioteca...

El escritor chileno Juvencio Valle (1900-1999) fue funcionario de la Biblioteca Nacional de Chile donde culminó su carrera como Director de Bibliotecas, Archivos y Museos durante el gobierno de Salvador Allende.

Púlsese para acceder al infrascrito y otros poemas de Juvencio Valle

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Me Muero Irremediablemente

Me estoy muriendo en una Biblioteca
entre libros en fila,
testigos filósofos del hecho;
libros que desde lejos me contemplan,
mudos por fuera,
pero por dentro llenos de elocuencia,
y a quienes digo:
un momento Jorge Manríque,
San Juan de la Cruz, espérame,
Perdóname, Quevedo.

Pidió mi muerte a plazos
el director del establecimiento,
la decretó el Ministro a ciegas,
y las paredes frías
quedaron silenciosas;
el techo de cemento
todavía no se viene abajo,
los mármoles del piso
parecen lápidas.

Oídlo por mi boca:
me muero día a día.
Que lo digan simultáneamente
mi compañero Alfonso Montenegro,
mi amigo Juan Cavada,
la señora Emma,
las tres Marías de la Biblioteca
las dos Zulemas.
Y también los más jóvenes,
desde hoy sentenciados
a morir con el libro en la mano.

El alma se me cae en los tinteros,
nado en un mar de fichas y papeles,
archivadores, cartas,
máquinas de escribir, feroces máquinas
de sumar y multiplicar congojas,
timbres eléctricos,
gritos del emperador doméstico,
números, oficios:
me falta el aire azul,
me ahogo irremediablemente.

Soliciten una junta de médicos,
traigan sus instrumentales los doctores,
alargadme una rama,
llamad a los bomberos.
Aquí se necesitan
brujas en una escoba,
exorcismos violentos,
uñas de la gran bestia,
amuletos o cruces
para espantar el diablo en esta casa.

Píldoras para la libertad perdida,
cuerdas de salvataje,
una ventana abierta al sur,
un caballo ensillado,
una ráfaga.

Venid con yerbas frescas
para mi mal de adentro;
necesito con urgencia una botica,
yo todo me lo tragaré de golpe:
mis días están contados
pero aún pudiera ser tiempo.

Poned un radiograma a los poetas,
que los colegas sepan la noticia,
que nadie ignore cómo me encarnecen,
un cable que escuetamente diga:
"por disposición del jefe de Servicio
—un malo de la cabeza—
a esta hora se está muriendo,
irremediablemente,
Juvencio Valle
en la Biblioteca Nacional de Chile".

Juvencio Valle