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bibliotecosas

...en donde imploro que se me deslicen las menos posibles... (II)

Seguimos formándo cáfila de sonetos bibliotecosos y libroides. El que nos ocupa será el segundo dedicado a la errata, depredadora natural del juntaletras de pro (vid. ...en donde imploro que se me deslicen las menos posibles...). Para los taxonomistas, este es estrambótico. Salve y que usté lo pase bien :O)

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Escritores dolientes, padecemos
esta grave epidemia de la errata.
La que no nos malhiere es que nos mata
y a veces lo que vemos no creemos.
Tontos del culo todos parecemos
ante el culto lector que nos maldice:
"Este escritor no sabe lo que dice",
y nos trata de gilis o de memos.
Los reyes de Rubén se hicieron rayos.
Subrayé, más no vino la cursiva.
Donde pido mejores van mujeres.
Padecemos, leyéndonos, desmayos.
El alma queda muerta, más que viva
pues de erratas te matan o te mueres.


Estrambote:

Con sólo cinco erratas y un desliz
en mi soneto, sería yo feliz.


Alfonso Sastre

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ESTEBAN, José. Vituperio (y algún elogio) de la errata. Sevilla: Renacimiento, 2002. ISBN: 84-8472-065-9. 84 p.

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