Un verso de Ginsberg
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America why are your libraries full of tears?
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Allen Ginsberg (1926-1997)
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Vía Lautreamont
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America why are your libraries full of tears?
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Allen Ginsberg (1926-1997)
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Vía Lautreamont
Después de hojear con displicencia
nuevos y numerosos magazines,
algún libro de vieja y docta ciencia
páginas magnas y conceptos ruines,
cansado ya de la literatura,
de libros, de periódicos y estantes,
ambiciono la mágica aventura
que en el sendero aguarda a los errantes.
Vida de biblioteca y de tristeza,
de ensueños vanos, de esa gran pereza,
gris pajarraco de mirar sombrío,
no eres digna de mí, pues mi alma encierra
fuertes anhelos de cruzar la tierra,
y nostalgias insomnes del vacío.
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John Donne (1572-1631), poeta, prosista y clérigo inglés, es un clásico de la literatura anglosajona bastante mal conocido por aquí. Sin embargo, es probable que muchos de nosotros pudiéramos citar unas líneas, o al menos una frase, de Donne (es más de lo que podríamos citar de tantos otros clásicos canónicos). Se debe al hecho de que Ernest Hemingway sonsacara un párrafo de las Devociones de Donne para encabezar una novela de singular fortuna cuya acción se enmarca en la guerra civil española, y, aún más, extrajera una frase de ese párrafo para darle título: Por quién doblan las campanas (y a la circunstancia de que la novela conociera una apreciable versión cinematográfica). La cita viene a ser más o menos de este tenor:
"Ningún hombre es una isla, completo en sí mismo. Cada hombre es un fragmento del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, tanto si fuera un promontorio, como si fuera la casa de uno de tus amigos o la tuya propia: la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy unido a toda la humanidad, por eso nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti."
Seguro que muchos la recordabais casi literalmente. Es una reflexión tan noble y expresada en una forma tan hermosa que se hace difícil de olvidar.
Si retrocedemos un par de párrafos en esa misma meditación de Donne, nos encontramos con este otro símil, no menos digno y hermoso y que nos compete mucho más:
..."all mankind is of one author and is one volume; when one man dies, one chapter is not torn out of the book, but translated into a better language; and every chapter must be so translated. God employs several translators; some pieces are translated by age, some by sickness, some by war, some by justice; but God's hand is in every translation, and his hand shall bind up all our scattered leaves again for that library where every book shall lie open to one another."
Que viene a ser algo parecido a esto:
..."toda la humanidad es un único libro de un sólo autor; cuando un hombre muere, no se arranca un capítulo del libro, sino que se traduce a un lenguaje mejor; y todos los capítulos deberán ser traducidos de este modo. Dios emplea varios traductores; unos fragmentos son traducidos por los años, otros por la enfermedad, otros por la guerra, otros por la justicia, pero la mano de Dios está presente en todas las traducciones, y su mano volverá a encuadernar nuestras hojas esparcidas para esa biblioteca en la que todos los libros estarán abiertos los unos para los otros."
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P.S.: cada vez me cuesta más vencer la pereza para actualizar Bibliotecosas... esto no pinta nada bien :O(
Nairobi, 1976. A ritmo de tango, el cronopio universal añoraba en este poema la pequeña biblioteca de su piso del Barrio Rawson. Más detalles, foto de la biblioteca incluida, en esta web.
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RECHIFLAO EN MI TRISTEZA
Te evoco y veo que has sido
en mi pobre vida paria
una buena biblioteca.
Te quedaste allá,
en Villa del Parque,
Con Thomas Mann y Roberto Arlt y Dickson Carr,
con casi todas las novelas de Colette,
Rosamond Lehmann, Charles Morgan, Nigel Balchin,
Elías Castelnuovo y la edición
tan perfumada del pequeño
amarillo Larousse Ilustrado,
donde por suerte todavía
no había entrado mi nombre.
Julio Cortázar, Nairobi 1976
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[...] era inevitable que acabara oyendo o leyendo sobre los tres incendios de la biblioteca de Alejandría; dos accidentales, y el otro intencionado. Tenía nueve años cuando me enteré y me eché a llorar. [...]
Bradbury hablando de su inspiración para escribir Fahrenheit 451. Vía Maelmori.
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LA BIBLIOTECA
Esta es la vieja biblioteca, que por extraños avatares de las guerras carlistas
vino a parar a este bajo techado de la cámara
-y el escritorio donde se firmaron sentencias de muerte-.
Existen tratados de metafísica,
cartularios, manuales de agricultura, poesías completas,
odas y dísticos, mapas con eolos y céfiros.
Paso vagamente las páginas. Y las cierro.
Los transporto del estante de la derecha al de la izquierda,
del de la izquierda al de la derecha;
saco de alguno de ellos recetas de un médico,
tarjetas enviadas por un confuso individuo a su mamá
desde Solingen. Voy a mirar los cepos.
Vigilo la parada del agua.
Hago café. Subo de nuevo hasta el desván. Me detengo
en el rellano. Olvidaba la llave,
la llave de la cripta, donde se amontonan las mecedoras.
He contemplado fijamente los libros. Están los gruesos,
los más gruesos, los crujientes, los blandos.
Fijamente los he contemplado, los blandos, los más blandos.
Los he vuelto a amontonar y arrojar en los cestos
una vez y otra, como medidas de áridos.
A veces me detengo junto a la biblioteca, esa es la verdad,
le doy algunas vueltas, manoseo su mapamundi,
Los Nueve años de vida errante, de Cabeza de Vaca,
el Fuero Juzgo.
Y los transporto del estante de la derecha al de la izquierda,
del de la izquierda al de la derecha.
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SIMÓN, César. Una noche en vela: antología poética. Sevilla: Renacimiento, 2006. ISBN: 84-8472-193-0. 174 p.
En un par de días se cumplirá el LXXV aniversario de la proclamación de la II República Española. Uno contempla la Segunda República como la última utopía europea, el sueño social y algo ilustrado de quienes creyeron posible mejorar su país lanzando un pequeño ejército de maestros armados con bibliotecas humildes a cargo de improvisados bibliotecarios... Sirva de homenaje este Himno de las bibliotecas proletarias, una soflama de Alberti con la que acerté a tropezar en uno de los dioramas de la exposición de la BNE Biblioteca en guerra.
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HIMNO DE LAS BIBLIOTECAS PROLETARIAS
A luchar sin descansar,
trabajadores
¡Sí!
Que de la tierra y del mar
seremos vencedores.
A estudiar para luchar,
trabajadores.
¡Sí!
Que ni en la tierra ni en el mar
quedarán explotadores.
Y en el viento se sentirá latir
la bandera de la Revolución
¡Compañeros, uníos y seguid
la luz de los vencedores!
Y en el viento nuestra marcha abrirá
los caminos que van al porvenir
¡Proletarios, en pie para luchar
contra los explotadores!
A luchar sin descansar,
trabajadores
¡Sí!
Que de la tierra y del mar
seremos vencedores.
¡A estudiar para luchar,
trabajadores!
Acampemos bajo el sol
de las praderas
¡Sí!
Bajo la sombra y el temblor
de los montes y riberas.
Y a estudiar para saber
qué son los rios
¡Sí!
Qué son las nubes y el llover,
la luz, el aire y los fríos.
De los libros recoged y arrancad
letra a letra lo que nos lleve
al fin
¡Camaradas, llegó la pleamar
para la cultura obrera!
¡Todo es nuestro, las artes,
la razón de la ciencia,
la Historia Natural.
¡Proletarios, repetid la canción
de la primavera obrera!
Acampemos bajo el sol
de las praderas
¡Sí!
Bajo la sombra y el temblor
de los montes y riberas.
!Acampemos bajo el sol de las praderas!
Este bibliotecario de la figura enteca,
de ojos adormilados y ridícula facha,
que con lecturas clásicas su cacumen empacha,
solemne y taciturno vive en la biblioteca.
Su faz descolorida parece una hoja seca,
que sólo se enrojece en cuanto se emborracha,
y andando entre los libros como una cucaracha,
se ha quedado ya el pobre con la cabeza hueca.
Marcha por las aceras con andares pausados,
saludando a las gentes con gestos estudiados,
que son un fiel trasunto de su pedantería,
y a veces, ante un grupo sentado en una banca,
en actitud de dómine, de improviso se arranca
con una perorata sobre filosofía.
Ernesto Albertos Tenorio
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Lo he capturado aquí (ojo, PDF) y me parece formidable :O)... Por lo visto el poeta (ignoro si de figura enteca) fue yucateca yucateco (me lo "apostilla" Magda :O)) y director de biblioteca, que ya son tecas ;O). Si alguno de los amigos mexicanos que paran por estos lares pudiera conseguirme un ejemplar de la obra cuyo asiento recojo debajo (en edición cualesquier), le quedaría sumamente agradecido :O)
ALBERTOS TENORIO, Ernesto. Cisnes negros, 1918-1949. Mérida, Yuc.: Edit. Club del Libro, 1949
"Estoy sentado en una pequeña habitación, una de cuyas paredes está totalmente cubierta de libros. Es la primera vez que tengo el placer de trabajar con algo que parezca una colección de libros. Puede que en total no sean más de quinientos, pero en su mayor parte representan mis propias preferencias. Es la primera vez, desde que iniciara mi carrera como escritor, que me hallo rodeado por un buen número de los libros que siempre ansiaba poseer. Sin embargo, considero que el hecho de que en el pasado haya realizado la mayor parte de mi tarea sin ayuda de una biblioteca fue más una ventaja que una desventaja.
Una de las primeras cosas que asocio con la lectura de los libros es la lucha que he debido librar para obtenerlos. No poseerlos, advierto al lector, sino tenerlos a mi alcance. Desde el momento en que esta pasión hizo presa en mi ser, no encontré otra cosa que obstáculos. Los libros que buscaba en la biblioteca pública siempre estaban cedidos, y, por supuesto, jamás tuve el dinero necesario para comprarlos. Obtener permiso de la biblioteca de mi barrio —tenía en esa época de dieciocho a diecinueve años de edad— para que me entregaran una obra tan “desmoralizadora” como The Confession of a Fool (La Confesión de un loco), de Strindberg, fue sencillamente imposible. En esa época los libros prohibidos para la gente joven eran decorados con estrellas —una, dos o tres— según el grado de inmoralidad que se les atribuía. Sospecho que todavía sigue este procedimiento. Ojalá sea así, porque no conozco nada mejor calculado para satisfacer el propio apetito que esta estúpida clasificación y prohibición."
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Henry Miller (1950)
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Lo que precede son los jugosos párrafos iniciales del primer capítulo de la obra referenciada más abajo... El capítulo luce un título muy bien traído: Vivían y me hablaban.
A la fuente, que es lo pertinente :O)
MILLER, Henry. Los libros en mi vida. Madrid: Mondadori, 1988. ISBN: 84-397-1468-8
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P.S.: huys, me dejaba sin citar la dedicatoria de Miller:
A LAWRENCE CLARK POWELL
Bibliotecario de la Universidad de California
en Los Ángeles
Sin desperdicio la confesión del autor en el prefacio: "...le debo mi actual habilidad para contemplar a los bibliotecarios como seres humanos." :OD
“Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y combatir contra el moralismo, el feminismo y contra toda vileza oportunista y utilitaria."Parece una boutade o un tagline, pero se trata del décimo “mandamiento” propugnado por Marinetti en el Primer manifiesto futurista (1909).
Del mismo tenor que el de Martínez Sarrión (¿habremos descubierto un locus poeticus?) y, en mi opinión, igualmente precioso:
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A LOS LIBROS DE MI BIBLIOTECA
Sat mea sat magna est, si tres sint pompa libelliCuando muera, llevaros no podré
conmigo. Aunque en vosotros
aprendí tantas cosas,
jamás que a nadie permitieran
tener sus libros en el paraíso.
Pero yo, sin la fiesta
de nuestro asiduo diálogo de amor,
¿cómo podría ser yo mismo?
El paraíso, sin vosotros,
estará mutilado.
Y vosotros sin mí,
¿qué haréis sin mí, hijos míos?
¿Qué extrañas manos abrirán la luz
de vuestras páginas? ¿En qué
salones de irrisión acabaréis,
en qué antros callejeros
de mercader os brindará al tacaño?
Dispersa ya vuestra hermandad,
sollozaréis de soledad y frío.
Conmigo os llevaré.
Ya encontraré algún modo.
Por dejaros en la otra orilla
¿cobrará muchos óbolos Caronte?
Manuel Mantero
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MANTERO, Manuel. Equipaje: (2002-2004). Madrid: RD Editores, 2005. 220 p.
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P.S. (19/11/2005): Habemus locum: indubitable :O)... y de honda raigambre. José Antonio Millán pasó por aquí para apostillarlo. Indispensable la consulta de su anotación del 18 de octubre. ¿No es un lujo cuando alguien al que admiras pasa por tu casa para compartir un pedacillo de su saber? :O)